Por la tarde quise acercarme al centro de estudiantes Erasmus a recoger mi tarjeta ESN universitaria y llegué con la hora justa echando un paseo, pero necesitaba imprimer la foto en vez de llevarla en formato digital. Nada, viaje en vano, así que me puse a dar vueltas por allí al amparo de la seguridad que me daba llevar el mapa en la mochila por si las moscas. Cuando creía que había llegado al río y sus puentes, en verdad estaba visitando un parque bastante bonito con estanques, patos, mucha vegetación y hasta un castillo en una de sus partes.
Todavía pude volver a tiempo de pasarme por el C1000, un supermercado local, y comprar algo de queso, ensaladilla y coca cola para la cena que estaban organizando algunos Erasmus. Los comercios cierran aquí de media a las 18:00, así que preveo quedarme sin comprar más de un día por dejarme caer. De hecho, el primer día eran las 19:30 y todavía quería ducharme y comprar. Iluso de mí.
Una vez llegué a casa, mi compañero y yo nos acercamos al Jumbo, un supermercado cercano que cierra más tarde, en el que compramos los ingredientes para una ensalada que preparó Íñigo con nueces, queso, tomate, lechuga, mostaza, etc. En la cena Erasmus, a la que llegamos tarde por veinte minutos como la mayoría de españoles, conocí a más compañeros de Francia, Italia y Grecia. Después fuimos a un pub bastante ambientado del centro. Como no tenía bicicleta, es evidente que tenía que buscar un medio alternativo. La solución fue ir de paquete en la bici de Íñigo, aunque como me era incómodo fui corriendo un rato, ya que iban relativamente despacio. Después, otro tramo en bici y ya hasta que llegamos al local. Estuvimos en él hasta las 03:30 y después de estar bailando y de pie durante horas tocaba volver a casita a pie. Un rato también me monté atrás en la bici y el tramo final la llevé yo. Éstas bicis de ciudad son diferentes a las de montaña a las que estoy acostumbrado, pero creo que ya me estoy haciendo a ellas.
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