Este miércoles me paseé por una nueva ciudad holandesa: Eindhoven. Pese a su nombre, perfectamente podría ser simplemente la "ciudad de Philips", porque está llena de estatuas, calles y edificios de la famosa marca de productos eléctricos.
Por falta de tiempo no pude mirar bien qué había en Eidnhoven para visitar, aunque Feng llevaba los deberes muy bien hechos y sabía donde estaban los sitios, que había marcado en el GPS.
Tras pasar por la zona comercial nos encaminamos a una catedral, en la que eché algunas fotos por dentro pero como es normal quedaron muy oscuras. También eché una por fuera y he aquí que salió mejor... aunque se aprecia la inmensa niebla que hacía este miércoles, ya a finales de noviembre.
En la misma plaza había un McDonalds, donde comimos. Hacía dos años que no pisaba uno, pero bueno, comer basura de tarde en tarde no es tan malo para el organismo. En el centro de la plaza había una estatua de Frits Philips, el fundador de la empresa de productos electrónicos que lleva su apellido, y me hice varias fotos, entre ellas una imitando su gesto con la mano y los dientes sacados. Es el hermano gemelo del Sr. Burns y hasta tiene un montón de edificios aquí y el estadio de fútbol, así como el equipo local (PSV Eindhoven) llevan su apellido.
No quedaba más en la ciudad que fuera interesante -salvo que incluyamos en esa categoría el mini-barrio rojo de la ciudad, que no llegamos a visitar-, así que vimos unos rascacielos, los edificios de Philips y un edificio extraño con forma de champiñón bastante grande. Eso sí, vimos una curiosa estructura de metal y cristal que recordaba al Louvre y las entradas del metro, que se parecían a las de Bilbao.
Tras ver el estadio del PSV Eindhoven -el Philips Stadion, como no-, nos dirigimos a la estación de tren. Nos recogimos temprano, a las cuatro de la tarde, y yo estaba con una cojera tremenda. Me había empezado a doler el pie mientras íbamos hacia el estadio y el edificio con forma de champiñón -unos 3-4km de recorrido- y para colmo empecé a sentir molestias en el vientre... era el pie o la tripa y tenía que ir al servicio así que sacrifiqué el pie. De hecho, estamos a domingo y aún se me resiente un poco por el esfuerzo que hice aún doliéndome. No obstante, no podía hacer otra cosa: tenía que llegar a casa.
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