Ayer, mientras caminaba por Valkenburg -tengo pendiente hacer una entrada en detalle- me vi reflejado en un escaparate y me quedé pensando en la peazo pinta de español que tenía. De hecho, me acordé de una frase de un General de Artillería alemán durante la Segunda Guerra Mundial, que dice así: "Si en el frente os encontráis a un soldado mal afeitado, sucio,
con las botas rotas y el uniforme desabrochado, cuadraos ante él, es un
héroe, es un español..."
Obviamente, no soy soldado ni me considero un héroe, pero me acordé porque en el contraste de las ropas oscuras y abrigadas y los rostros de piel clara de la mayoría de los transeúntes, paseaba por allí alguien con mirada algo perdida y curiosa, tez morena, el afeitado de tres días y el pelo desaliñado por el gorro, vestido de un chaleco azul, con una mochila al cuello y algo de barro en los zapatos.
Para más señas, en la foto se aprecia las pintas que tenía con la "vestimenta estándar", ya que en la mochila llevaba cazadora, guantas, bufanda y hasta paraguas para prevenir el tiempo. De hecho, lo que me faltó es una botellita de agua... ¡qué cosas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario