sábado, 15 de octubre de 2011

Como un amo de casa (II)

 Hoy tocaba atender a las tareas domésticas, aprovechando el fin de semana. En concreto, a las relacionadas con el ciclo natural de la ropa desde que se ensucia hasta que está lista para volver a ser usada.

Así, aparte de recoger mi habitación algo más concienzudamente de lo habitual, empecé la tarde tirando de plancha en el cuartillo lavadero, como se ve a la derecha. Tenía que planchar lo que ayer había metido en la lavadora y dejado secar, aunque según la lógica lo primero sea la lavadora... ya que eso ya lo había hecho. 
Pese a todo, había más ropa que lavar, pues aunque la ropa oscura ya estaba planchada, tocaba meter la ropa clara en el bombo. Así, mañana por la mañana me tocará darle de nuevo a la plancha, más que hoy debido al tipo de prendas que he tendido esta tarde. En la foto se ve cómo el tenderete de interior está hasta arriba... por suerte la calefacción está cerca y ayudará un poco en el proceso. 

Finalmente, a doblar lo planchado y a colocarlo todo en el armario tal y como puede observarse. Todavía me quedan algunas cosillas de cara al pequeño almuerzo de tapeo que estoy organizando para mañana para mis compañeros Erasmus. Habrá salpicón de marisco, pipirrana, aceitunitas... y aunque vaya a faltar la sangría porque el supermercado la tenía agotada, sí que habrá Rioja -cosecha del 2010-, vino dulce y tinto de verano. Espero qur todo salga a pedir de boca.


viernes, 14 de octubre de 2011

Tengo mi propia farmacia

A raíz de la leche que me metí, me acerqué por el Etos, que es la cadena de farmacias que hay por aquí. me conseguí algunos productos básicos para jugar a los enfermeros en casa y que, de todos modos, me van a ser útiles en mi estancia... por si las moscas. Compré algodón, Betadine y crema antinflamatoria. 

Iba a hacerme también con algunas gasas si la herida de la mano se quedaba abierta muchos días pero empezó a cicatrizar bien en 24 horas, así que lo he dejado para mejor ocasión, así como la compra de unas vendas. Con lo que tengo me da para aviarme ante pequeñas heridas e imprevistos. Como mucho, me pueden hacer falta tiritas si eso.

jueves, 13 de octubre de 2011

Noche Erasmus

Todos los lunes, un famoso local de la ciudad organiza la "noche internacional", en la que se reúnen multitud de estudiantes Erasmus y el pub llega a estar muy petado. Se llama "Highlander" y por fin fui a ver qué tal estaban esas noches internacionales, pues en todo un mes no había ido nunca. El ambiente es bastante bueno: banderas de todos los países, una camiseta de David Villa, música de todas partes... y ofertas de vez en cuando. La que tocaba este lunes era un tercio de cerveza alemana "premium" por 1,5€, lo cual me trajo inevitable nostalgia de los precios españoles. Y es que aquí es imposible tomarse una rubia por menos de 2,5€ (la más asequible es Heineken y de 25cl, si vas a algo mejor el precio se dispara a 3 euros y pico). 

La verdad es que la cervecita estaba buena. Es la que aparece en la foto. Salí con Lorenzo, el italiano, y Juan, el argentino afincado en Zaragoza. Lorenzo pagó la primera ronda y yo la segunda -otra tradición mediterránea muy sana, la de pagar por rondas. Subimos a la segunda planta, donde se celebrada el "desafío de la cerveza", que consistía en beber antes que el otro grupo el o los vasos que tuvieras delante. Aunque me dijeron que me apuntase, me limité a echar fotos y a degustar con tiempo mi propia cerveza. Lorenzo grabó un vídeo, que aunque oscuro permite captar la esencia del evento. 

La chica que aparece era una organizadora junto a la otra en el extremo opuesto de la mesa. Juntas brindaban y, donde la primera de ellas posaba su vaso sobre la mesa, comenzaba la competición.

Hubo detalles como que un chico se equivocó y, al tener bebido medio vaso, pudo terminar antes... otra vez empezaron a celebrar un equipo y resulta que había ganado el otro, etc. 

En cualquier caso, corrieron litros y litros de cerveza hasta que Lorenzo y yo nos fuimos de vuelta a la residencia, supongo que sobre las 23:30. Llegando nos cruzamos con un grupo que salía a esa hora... y me apunté. Era temprano, no tenía nada que hacer al día siguiente por la mañana -mentira, tenía que hacer el trabajito que luego hice con prisas antes de pegármela con la bici- fui con este grupo. En él éramos cuatro españoles -tres de ellos catalanes- y el griego. 

Nada más aparcar nos encontramos con dos compañeras españolas y a una de ellas le habían robado la bici... así que se volvió a la residencia sin ganas de salir. Nosotros fuimos a cerrar un bar, bueno a tomarnos una cerveza justo media hora antes de que cerrase, y después nos pasamos por la discoteca estudiantil del centro con la excusa de enseñársela a Marta, que estaba de visita a su amiga Clara. Con todo... a las 3 para casita y una noche completa más para la memoria de estos meses perdido al norte de Europa.


miércoles, 12 de octubre de 2011

Mi primer accidente


Me la he pegado esta mañana de lo lindo. He besado el lindo asfalto holandés como César hizo con el suelo britano, sólo que en mi caso me he caído de la bici en vez de desde la pasarela de un barco. 

Todo empezó esta tranquila mañana. Fiel a mi eterna tradición y costumbre, el ejercicio de brainstorming que tenía que hacer para inglés lo había dejado para última hora, tanto que el curso se imparte a 4 km de mi residencia a las 13:30h y a las 13:00h yo estaba entrando a la ducha de mi piso...

Prisas, prisas son, así que mejor no calculo a velocidad que debía ir por las calles de Maastricht aunque fuera a pedal. Quienes me conocen saben que tengo excesivo gusto por ir a carajo sacao' en mi dos ruedas... De hecho, sirva como hecho ilustrativo que en un semáforo paré junto a una motocicleta y estuvimos a la misma altura durante medio kilómetro. Llegó un momento en el que llegamos ambos a una plaza y obviamente giré a la derecha, girando el de la moto a la izquierda y en sentido contrario. No le di más importancia y seguí por mi camino, dando la vuelta. A punto de salir, vi a la moto por mi izquierda, y como llevaba ventaja, pedaleé más para salir antes y evitar dar un frenazo o chocarme. Para mi grandísima suerte, el holandesito le dio al puño de lo que me pareció que era una Derbi (o parecida), y logró en pocos metros ponerse a mi altura y plantarme a medio metro de mi rueda delante su moto, con lo cual me obstruyó el camino y me vi obligado a virar bruscamente a la derecha para evitar la colisión. La curva, que de por si hace un ángulo de unos 120º, se me volvió de repente de 90º, imposible de asumir para una bici y más a la velocidad que iba, que podían ser unos 30km/h (cálculo a vuelo).

El resultado: me fue imposible mantener el equilibrio más allá de los 5m, donde había un badén de unos 30cm de altura y con una inclinación de unos 45º, nada de plástico, era una sobrealtura para entrar a la calle. El desquilibrio que llevaba y ese badén hicieron que me cayera a la izquierda, aunque tuve la suerte de perder velocidad en mientras intentaba mantener el equilibrio y por escasos centímetros la moto pasó por delante en vez de chocarme contra ella. En las décimas de segundo que estaba manteniendo el equilibrio, me entró la tentación de compartir la caída con el causante, ya que de la otra manera -como al final sucedió- me la llevaba toda yo solito... pero mejor evitar el riesgo de darme con la rueda de la moto en movimiento aunque saliera peor parado. 

Al principio me pareció que no tenía nada, luego vi unos rasguños en la mano izquierda, con la que aterricé. De hecho, intenté amortiguar como pude entre la mano, la cadera y posado finalmente la cabeza para no lastimarme el cuello. Toda una clase magistral... de cómo matarte sin morir. Antes de entrar al curso de inglés fui a lavarme la mano y vi que se me había desprendido la epidermis -el pellejo de la piel- en varias zonas por la fricción, además de que tenía un hematoma en la zona de la base de la mano. Volví y me senté tan tranquilo, con una ligera molestia en la cadera. A la hora y media, me levanté para ir al aseo y traerme papel higiénico, ya que estaba echando pus y no era agradable dejarlo gotear. Cuando me fui a levantar, tenía la pierna totalmente coja... al enfriarse el músculo el hematoma que me había salido me impedía caminar mejor que un lisiado. Además, cuando me llevé la mano a la rodilla, que empezó a escocerme, noté que tenía un agujero en el pantalón de 2cm de largo... la cosa iba mejorando. De hecho... la zona de la entrepierna sufrió la fricción contra el sillín, así que también se ha pasado un poco, aunque sin romperse. Un pantalón de 35€ a la mierda gratuitamente.

Volvi a casa en bicicleta -conducía mejor que andaba... sorprendente- y antes de llegar Íñigo y yo fuimos al supermercado y me acerqué a la farmacia a comprar Betadine -¡abuela, me he echao coloraito yo solo!-, algodón y crema antinflamatoria. De vuelta a casa, evalué los daños y vi el hematoma de la pierna. Nada grave, pero me impide andar bien. 
Me apliqué los remedios que había comprado y, sobre el algodón que tapaba la herida de la mano, puse papel higiénico a modo de venda, quedándo tan simpático como se ve. Estoy en general bien, sin salir de casa porque estoy jodido, pero bien. No obstante, duele más de lo que parece en la foto porque por alguna razón aún no ha cicatrizado la herida... y escuece cuando la dejo al aire. 

Bueno... siempre hay una primera vez, ya puedo decir que llevo conmigo algo de asfalto holandés. Como recuerdo, pondré enta entrada en "Curiosidades". Ya puestos, me lo tomaré con humor...

martes, 11 de octubre de 2011

Vaya chasco...

Ya que, por las gracietas burocráticas de Maastricht, tengo que esperar hasta el día 28 para poder incorporarme a las clases prácticas de Derecho, había enviado un correo al profesor de mi asignatura Derecho Financiero II en España para ver si, pese a no estar presencialmente, podía seguir un sistema mixto en vez del no presencial con examen único en febrero. La verdad es que estaba interesado en ello porque la presentación de la asignatura tiene buena pinta para cursarla en persona... pero me ha sido denegado. No me queda otra que ir al examen final, lo cual no descarto. Puedo ir preparándome este mes la asignatura de 8 ECTS que me dejaría más cerca de la beca sin tener que esperar a septiembre como cada año. De hecho, de aprobar las asignaturas que tengo aquí y esa, me la aseguraría en junio. Así que... ¡manos a la obra!

Mis últimas 24 horas en España

He escrito mucho sobre lo que llevo de estancia aquí -supero la media de entradas en blogs Erasmus y de estancias en el extranjero- y un poco de la preparación del viaje, pero me quedaba un pequeño hueco muy emotivo... mis últimas horas en España antes del viaje. Pues bien, un mes después va llegando el momento de relatar como viví las últimas 24 horas, el último día, en mi querida tierra española. Seguramente, no sea nada parecido a lo que cualquiera se pueda imaginar.

Teniendo en cuenta que mi avión salía de madrugada, comenzaré por la noche inmediatamente anterior. Estaba en el piso de mis compañeros Dima y José, en Huelva. Tras ver el partido del FC Barcelona contra el AC Milán -dichoso Thiago...- con unas cervezas, me dispuse a empezar a estudiar Derecho Administrativo II. Así es, he dicho "empezar". La verdad es que aunque Derecho Financiero I la había tocado un poco a lo largo del verano... Derecho Administrativo me la estudié esa misma noche. Con los apuntes, el manual y los recursos digitales en la mesa, me puse manos a la obra para aprenderme una asignatura de 8 créditos ECTS en tiempo récord. Teniendo en cuenta que me jugaba la beca -y con ello la carrera- en ese examen, creo que ya puedo catalogarlo como la mayor locura de mi vida. A la una y media, algo cansado, me fui a dormir. Obviamente, tuve que dormir con las lentillas y no me llevé pijama ni ropa de cama. Total, para un par de horas... 

Me levanté a las 6:00 de la mañana dispuesto a estudiar como un cosaco y a meterme en la cabeza todo lo que pudiera antes del examen, a las 10:00. Comí como un cerdo en el desyauno, pues me había comprado unas tartaletas de manzana y una tableta de chocolate (azúcar y serotonina, para mantener el ánimo) y refresco de cola (cafeína, para mantenerme despierto). De hecho, estuve comiendo hasta las 09:15, hora en que salí del piso. Minutos antes me había despedido de José, pues a Dima lo vería más tarde. Una vez fuera, con mi maletín cargado creo que con al menos 5kg, cogí un autobús urbano hasta la universidad y todavía llegué cinco minutos antes que la profesora al aula de exámenes. Una curiosidad es que, en la parte práctica del examen, el profesor me dejó completamente solo en el aula durante no menos de diez minutos. Me dio tiempo a terminar el examen, repasarlo y quedarme de pie junto a la mesa, apoyado en ella, hasta que volvió. El ejercicio me había salido a pedir de boca, así que ni se me pasó por lla cabeza intentar buscar en la teoría. Además, la teoría en Derecho es resumir de mala manera la legislación salvo en honrados casos, así que, como en las partes prácticas se permite usar la laegislación, carecía de todo sentido la picardía de rebuscar en el manual.

Cuando hube entregado el examen, el profesor me pregutó mi nombre y tras ojear la teoría, ya corregida, me dijo "tienes que haber hecho muy mal la parte práctica para suspender". Eso me tranquilizó y salí bastante contento, más preocupado por Financiero que por Administrativo. Me encontré en seguida con Elena, a la que felicité porque era su cumpleaños, y nos encaminamos a la cafetería a tomar unas cervezas en grupo. En la foto de la izquierda se ve a Dani Vázquez muy apañao poniéndonos delante unas aceitunas. Cayeron no pocas cervezas y me pedí una tapita de salpicón, la última en meses... -joder, cómo las hecho de menos, leches-. 

Apuré el tiempo muchísimo, más de lo debido, y a la hora de irme, tras los abrazos y arracar la promesa de que me visitarán, Dima tuvo que hacer slalon en el tráfico para dejarme a tiempo en la estación de autobuses. Llegué tan justo que fui directamente al autobús a comprar el billete y llegué justo a tiempo, sin poder ir al aseo... y lo necesitaba tanto... De hecho, llegué a Lepe con un dolor de riñones tremendo por estar una hora entera sin poder ir al aseo. Pasaron un par de horas hasta que se me fue del todo el dolor. Ya en mi pueblo hasta la hora de irme, fui a casa de Virgi -mi novia- a almorzar, pues Loli -mi suegra- me había invitado a ello. Tras comer, estuve con mi novia unas horas hasta que fuimos a mi casa, donde aún tenía que ultimar las maletas y todo lo que ellas iban a contener, pesándolas al gramo.

Esperamos a mis padres y nos fuimos a cenar a la Pizzería Daniel, donde me entretuve un rato hablando con Dani Zamorano, cómo no de política. Cené una buena pizza -también las echo de menos- y tras ello, una vez en mi casa sobre las doce y media de la noche, mi padre nos acercó a Virgi y a mí a su casa, donde me despediría de ella y su familia. Fue una despedida triste, pero sin lágrimas. Emotiva, pero sin grandes escenas de película. Lo prefiero así. Bueno, mis suegros se empeñaron en regalarme un poco de jamón que aún guardo. Lo aprecio tanto que lo voy guardando para mejor ocasión, pero pronto va a caer seguro.

De vuelta a mi casa, me quedaba con mi ciudad de noche... tan tranquila... todo estaba como siempre en cualquier día y a la vez era tan especial para mí... En casa, con las maletas completas, cogí la ropa que iba a llevarme en el viaje y la metí en una bolsa. Hasta Sevilla, iría más cómodo en camiseta de manga corta. De camino al aeropuerto, con tiempo, todo estaba tranquilo; España dormía. Llegamos al aeropuerto a las 4:00 y las puertas parecían cerradas, sólo por una de ellas se podía acceder al desierto salón que daba paso a las puertas de embarque. Una hora después había algo más de actividad y, sobre las cinco y media, pasé seguridad, viendo a mi familia por última vez para los próximos meses. Fue uno de los momentos más duros, porque cada vez iba despidiéndome de personas más cercanas y, ahora, también dejaba Andalucía, España. 

Finalmente, al avión y, una vez dentro, leí una carta que mi novia me había escrito. Ése sí fue el momento más duro, cuando ya sí que no podía echarme atrás a miles de metros de altura. Tuve que leerla en varias veces y la volví a guardar. No sé a qué hora pasé la frontera y dejé España atrás, estaba además durmiendo. Logré conciliar el sueño hasta un poco antes de llegar al destino, lo cual agradezcí por el cansancio que tenía. Llevaba tanta actividad y tantas pocas horas de sueño que en cuanto me relajé caí rendido. De hecho, ya en la residencia me eché una siesta de tres horas...

lunes, 10 de octubre de 2011

Fa un tempo da cani

Si digo que hace un tiempo de perros, aunque sea en italiano, creo que lo digo con razón adjuntando el tiempo de hoy y lo que me espera en los próximos...

Y es que, a las 23:00 horas de ayer domingo, se registraron unos apacibles 22ºC mientras que aquí no hemos llegado a los 15ºC en todo el día. Además, mientras que allí no se ve una nube, aquí no se ve el sol.

Para mejorar las cosas... incluso la humedad, que ha llegado al 100% aquí, se mantiene a niveles insalubres frente al saludable 35% del que goza Lepe. Se recomienda una humedad relativa entre el 25% y el 75% para la comodidad ambiental... y una leche, aquí no bajamos del 80% casi ni en días buenos. A decir verdad, me sorprendió el día que llegamos al 50%, todo un récord y, para ser sincero, asfixiante. Finalmente, incluso el viento es mejor allí, un levante cálido proveniente del mediterráneo frente al gélido viento continental que llega desde Valonia (Bélgica) y sus llanuras. 

Habrá que acostumbrarse... no queda otra que el sacrificio con tal de aprender inglés y algo de Derecho. Siempre me quejé del asfixiante verano onubense... pero esto es lo mismo a la inversa. ¡Quiero irme a las Islas Canarias!

Sopita de gato para cenar


Como ya había dicho anteriormente... suelo cenar sopa. Al principio, era poco más que agua con cuatro mijillas que traía el sobre junto a las especias que coloreaban el conjunto. Ahora, gracias a la investigación en el supermercado tras la cual descubrí unos fideos finos, mis cenas se parecen algo más a sopas de verdad.

De hecho, dispongo de una pequeña colección de sobres preparados para hacer sopa, que suplen bastante bien las pastillitas concentradas de jamón que usaba en Huelva. No se molesten en preguntar, porque ni yo mismo sé de qué es cada una hasta que la pruebo. Eso sí, gracias al traductor de San Gogole acabo de averiguar qué voy a meterme en el cuerpo por las noches. De hecho, una vez fuera la incertidumbre tengo que ordenarlas por ingredientes. Por orden desde la izquierda y en la foto, son de ternera, espárragos, pollo chino, champiñón y jamón, cebolla francesa y pollo. Me faltan por probar las de espárragos y la de pollo chino... aunque de momento la de ternera es mi favorita. En el supermercado creo que sólo he dejado la de tomate.

Aquí os dejo una prueba de cómo quedó la sopa de champiñones y jamón de ayer, si bien he de decir que es la que menos me gusta hasta ahora. No termina de hacerse y a veces le quedan como grumos del preparado que no me gustan. O eso, o son pequeños pedazos como de tocino... no sabría decir pero no me gustan y punto.

 Con la de cebolla francesa tuve la curiosidad de buscar lo que significaba y al verlo pensé: "Leches, pues ahora que lo dices... ¡sabe a cebolla!" Estas cosas sólo pasan en Holanda...

domingo, 9 de octubre de 2011

En mi tablón tengo fotos de...

Antes de nada, he de decir que nada de esto ha sido pensado premeditadamente ni estaba previsto. La cuestión es que, sin quererlo, he traído un polizón todo el iaje y lo he descubierto cuando llevo aquí casi un mes de estancia. 

Todo empezó ayer por la tarde, cuando ante el día lluvioso que acechaba ayer, me dispuse a coger el chubasquero de mi chaquetón para ponérmelo sobre la sudadera. Tenía que ir a comprar una bici y, por si las moscas llovía -cosa que sucedió-, quise prevenir antes que tener que curar. La cuestión es que noté algo dentro del forro... busqué la manera de llegar a él por los múltiples bolsillos que tiene y al final encontré uno que me servía para ello. Lo que parecían ser unos papeles estaban dentro de un sobre como de papel regalo, muy bonito a la vista. Pensé que mi novia me habría dejado quizás unas fotos ahí y, entre rebuscada ella y despitado yo, no las había encontrado hasta ese momento. No obstante... la sorpresa fue mayúscula cuando, al sacar las fotos del bonito sobre, lo primero que veo son las cuatro letras que forman la palabra "Graz". Para los que no lo saben, Graz es una ciudad de Austria en la que participé en un intercambio hace ya año y medio. 

A falta de fotos españolas... las fotos de Graz adornan mi tablón. Y es que, la verdad, más de una habitación da gusto por su decoración y la mía tiene la bandera española a secas. He aquí la prueba del delito:

 

PD: Del despiste que supone que estas lindas instantáneas hayan estado en el forro de mi abrigo polar por año y medio prefiero ni hablar.

¡Mamá, me alimento bien!

Es archiconocida la manía de las madres por tres asuntos capitales en la vida de cualquier estudiante universitario. A saber, si estudia, si come bien y si se abriga convenientemente. Normalmente, hablo por experiencia, la respuesta a tales preguntas suele ser sí siempre, aunque haya que decorar un poco la realidad a veces para no preocuparlas. Entrando en materia de actualidad, respecto a la primera cuestión no hay mucho que decir: no, y no es nada nuevo. Eso sí, voy actualizando el blog, estoy aprendiendo más italiano e inglés... intento mantenerme activo incluso cuando el tiempo prohíbe salir a la calle. 

En la comida estoy algo mejor... y por ello he escrito ésta entrada. El plato de arriba es tan sencillo como apetecible. Cebollita frita con aceite de oliva sobre pan, aprendido de mi amigo Dima y del cual me acordé mucho cenando aquel día, y es que se me venía a la cabeza las veces que, a falta de ganas de hacer la comida nos metimos sendos bocatas de deliciosa cebolla frita. 

A la izquierda, un plato de pasta a la mediterránea, que es el nombre en que me he dado a denominar este platito que he aprendido de manera autodidacta en una de las cenas que los estudiantes internacionales montamos cada viernes noche. Se trata de un plato sencillo, barato e incluso limpio para la cocina. Como ingredientes: pasta, aceitunas, atún, orégano y sal. No tiene más truco que cocer la pasta y añadir el resto de ingredientes, mezclar y a comer. El resultado, desde luego, es bastante bueno en comparación con lo que cuesta la preparación, algo difícil de encontrar en gastronomía y más aún en la pasta, cuyo acompañamiento suele ser costoso de elaborar.
 
Y, hablando de elaboración laboriosa, llegamos a mis sempiternos spaguetti carbonara. Como siempre, a mi propia manera más que a la italiana propiamente dicha... y que a ellos les queda con mucha menos salsa y con la pasta al dente, mientras que la mía queda más blandita. 

Por supuesto, no sólo me alimento con estos tres platos. Macarrones a la bolognesa o farfalle con queso son otras de mis opciones, aunque para la cena suelo gustar de una sopita con fideo fino. Para los desayunos y las meriendas, café, cereales y pan tostado -que no tostadas- con mermelada son mis opciones. 

Tras explicar en abundancia el tema culinario, queda sólamente el ambiental. Oséase, si me abrigo bien o no. No diré que salga a la calle muy veraniego... pero da exactamente lo mismo. Con un 95% de humedad relativa en el aire como si me quiero poner diez capaz de abrigo, que el precioso vapor de agua penetra hasta mis huesos. De hecho, es como el invierno lepero pero peor. Claro... el invierno lepero más duro... cuando baja de los 10ºC con una humedad alta. Eso allí sucede a veces en el invierno más cerrado, mientras que aquí estamos a inicios de octubre y en ellas andamos. Al menos, espero que la humedad relativa descienda cuando empiece a nevar.
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