sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Llega la nieve?

 Ya llega la nieve, pero no quiere llegar. De momento, lo que llega es el hielo matutino cuando el frío aprieta, haciendo que el rocío se hiele y los coches presenten este aspecto. Además, adjunto la foto del suelo de uno de los puentes de Maastricht, que ante su mayor humedad y exposición al frío hace más sencillo que se condense el rocío. 

Las calles de Holanda empiezan a ser rociadas con sal en previsión de las primeras nieves, que si bien iban a llegar la semana que viene, ya algunos medios anuncian para este viernes. En cualquier caso, de momento el frío sigue a la orden del día pero respetable, siendo la sensación términa siempre unos 4 ó 5 grados por debajo de la temperatura real por culpa de la humedad tan elevada que hay aquí. Y en el norte de Holanda es aún peor.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Cena final

 Llega diciembre... y para no pocos significa el fin de su periodo Erasmus. A mí y a dos compañeros más nos queda hasta febrero, pero tampoco es mucho más tiempo. Hoy, Lilia se ha ido a Italia a pasar las Navidades, pero ella es la única italiana que estará todo el año en Maastricht; el resto se va en unos días. 

Arminda, Lorenzo, Matteo, Federico, Anna, Antonio y Clara se van porque finalizan su Erasmus, aunque más de uno vovlerá en febrero por los Carnavales -yo no sé, quizás no-. De los siete, los primeros seis son italianos y la última española.

Como se acercan los exámenes y el viernes que viene  nadie tendrá tiempo para hacer la cena, quedamos el viernes anterior y la anécdota de la noche fueron las banderas de Lorenzo y Matteo, que fueron firmadas por todos los comensales y compañeros de aventuras. Yo tengo pendiente comprarme una y que me la firmen antes de que se vayan, si el tiempo mejora y me lo permite. Además, la pasta que trajo Matteo se acabó en unos pocos minutos mientras que aún quedaban otros platos que habían llegado antes. El "cuoco della residenza" tiene merecida fama de hábil en la cocina y lo demostró una vez más. La bandera de Lorenzo pasó inadvertida en cuanto a la nacionalidad, pues... no fuimos pocos los que le preguntamos de dónde era. Claro, pensábamos en alguna región italiana, pero no. Aunque pareciera una bandera francesa desproporcionada, era la de los Países Bajos.

Me hice algunas fotos para el recuerdo, que guardaré con mucho cariño.

Fotos:
Lorenzo y yo con su gran bandera holandesa.

Los "italianos". Desde la izquierda: Lorenzo, Antonio, Federico, Daniel y Matteo.

Matteo, il cuoco, y yo con su pequeña banderita holandesa llena de firmas.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Graniza

Se acerca el invierno... se nota. Los árboles ya no tienen más hojas que tirar al suelo, las temperaturas bajan de cero grados una vez a la semana y las lluvias y el mal tiempo aumentan. Con todo, hemos tenido un otoño muy seco, lo cual agradezco. Eso sí, seco aquí implica ausencia de lluvia, pero no de humedad, que rara vez baja del 90%.

Esta tarde ha granizado y pude echarle una foto de los hielos desde la ventana. Sí, esos puntos blancos que se ven es el granizo que ha caído. Teniendo en cuenta que mi pared hacia la calle es todo cristal... menos mal que no ha caído ningún aerolito por aquí.

martes, 6 de diciembre de 2011

Fiesta final del ESN


Aunque nos maten a trabajos, siempre se agradece salir con los compañeros a bailar un poco, beber algo de cerveza y dejar los estudios en casa. Este lunes ha sido la fiesta final de la asociación ESN (Red de Estudiantes Erasmus) y hemos acudido, no sin contratiempos.

Por la mañana, tras un fin de semana de intenso trabajo, tenía que entregar las carillas impresas de mis respuestas a un examen de llevar a casa. Suena a pitorreo, pero precisamente son los más temibles, porque sus respuestas son más difíciles de hallar. En este caso, tenía que leerme varias sentencias de la Corte Europea de Derechos humanos por cada pregunta... y esas sentencias no tiene dos carillas precisamente. 

Superado el bache, fuimos por la tarde a ver el centro, pero no había navideño tal y como le habían dicho a Anna y Antonio. Con el chasco, nos volvimos a casa y yo me eché una plácida siesta, con la mala suerte de despertarme a las 22:30 mientras que todos habían quedado una hora antes... pero cuando ya estaba resignado llamaron a la puerta y Marina y Arminda me dijeron que me esperaban si me vestía rápido. En 10 minutos listo y saliendo, aunque lo de ir ya tarde era solo el principio. Primero esperamos unos minutos más a Íñigo, que se había metido en la ducha, y nos faltaban bicis, así que fuimos compartiendo. Sin embargo, cuando llevábamos medio kilómetro Íñigo se dio cuenta de que había dejado su ticket en casa y volvió con Elvira a cogerlo. Él iría en taxi a la fiesta, así que, como Liher y Lilia habían ido por delante, Arminda, Marina y yo nos pusimos de nuevo en camino. 

Todo iba bien, sin mayor incidente que llegar algo tarde, hasta que la pobre Arminda se pegó un choque de aúpa contra un coche. La bici le falló y terminó en el suelo tras el golpe frontal. Menos mal que el coche estaba aparcado, aunque el susto fue considerable y ha estado un par de días amoratada. La bici quedó un poco para el arrastre, pues la rueda delantera se metió debajo del cuadro y tuvimos que medio sacarla de ahí a patada para que, al menos, andara. Tras recuperarse unos instantes, llaman a Marina y resulta que ella tiene los tickets de Liher y Lilia, así que nos están esperando en la puerta. Yo cogí la bici de Arminda, ella la de Marina y Marina la mía. Llegamos en cuanto pudimos al local y aaparcamos las bicis. 

Una vez dentro, resulta que había que pagar con fichas que se compraban en la barra... vuelta a la puerta con el frío de la entrada. Jugué un futbolín con los italianos, de un lado Anna y yo y del otro Matteo y Fede. Ganamos los primeros, pero yo perdí mi cerveza en manos de algún desaprensivo ladronzuelo que me pilló desprevenido. El resto de la noche transcurrió más tranquila, apacible y sin percances, aunque nos metidos en un salón del local a descansar (estaba abierto y tenía sofás) y cuando nos queremos dar cuenta estábamos rodeados de tres parejas dándose el lote. Una de ellas era especialmente apasionada y se llevó miradas.... fotos y vídeos. De hecho, unos minutos quince-veinte minutos más tarde un valiente se aproximó al sofá contiguo, posó y se echó la foto con ellos al lado. La chica se percató y salió del salón a paso ligero y cabeza agachada mientras recibían aplausos de unas veinte personas, entre ellas un vigilante de seguridad.

A la hora de irnos, la cola y los empujones para coger los chaquetones estuvieron a la orden del día. Escuché a un chico delante mía proferir insultos en italiano y le respondí en la misma lengua. Él me respondió preguntando cada palabra y me sentí algo tonto, pues eran tan sencillas como "polizia". A los minutos, cuando después del inglés cambiamos al español se delató en seguida. Era colombiano y sabía un pelín de italiano, por eso dubitaba, pensando que yo era italianoparlante. Si a mí me costó averiguar de dónde era hasta que habló español, a él ni incluso con eso, aunque le revelé mi origen andaluz. 

De vuelta a casa íbamos unas veinte personas en bici, que poco a poco nos fuimos separando. Yo iba a la cabeza con Lorenzo y nos encontramos con una compañera suya de Portugal, con la que terminé hablando. Cuando nos fuimos a dar cuenta porque íbamos a coger caminos separados y paramos un segundo, ni rastro de los demás. Marta llegaba en seguida y nos decía que había tres o cuatro grupos esperándose unos a los otros... mejor ir a casa ya. En definitiva, una de esas noches para el recuerdo. 

Fotos:
Desde la izquierda, Federico (it), Lorenzo (it), Stratos (gr) y yo.
Al frente y desde la izquierda: Sophie (fr), Lilia (it), Liher (es), Marina (es) una amiga de Marina (gr) y ésta última. Al fondo: Federico (it) y Matteo (it).
Foto en medio de la pista de baile. Desde la izquierda: marina (gr), Liher (es), Krzysiek (pl), Marina (es), yo, Lorenzo (it), Sophie (fr) y Arminda (it).
Las chicas. Desde la izquierda: Liher (es), Lilia (it), Marina (gr), Clara (es), Marina (es), Sophie (fr), Marta (es), Arminda (it), Berta (es), Elvira (es) y una chica que desconozco.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Erasmus, bendito Erasmus

Dicen... dicen por ahí, que tene una beca Erasmus equivale a comer mal, dormir poco, estar mucho de fiesta, pasar de los estudios, sacar unas notazas y volver a casa con mucha asigntauras aprobadas y el hígado destrozado. Pues bien, eso es mentira. 

El mito de la comida ya lo desmonté, el de los estudios es el que más frito me tiene por la carga de estudio y el de las notazas... prefiero no saberlo aún, pero va a ser mentira fijo.

He aquí una foto del escritorio del estudiante Erasmus: ordenador portátil con los apuntes señalados, libros a la izquierda, guía del curso a la derecha... y que no falten café y agua para el mal trago. Lo único bueno que tiene el mal tiempo holandés es que ayuda a trabajar... o no.
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