Dicen... dicen por ahí, que tene una beca Erasmus equivale a comer mal, dormir poco, estar mucho de fiesta, pasar de los estudios, sacar unas notazas y volver a casa con mucha asigntauras aprobadas y el hígado destrozado. Pues bien, eso es mentira.
El mito de la comida ya lo desmonté, el de los estudios es el que más frito me tiene por la carga de estudio y el de las notazas... prefiero no saberlo aún, pero va a ser mentira fijo.
He aquí una foto del escritorio del estudiante Erasmus: ordenador portátil con los apuntes señalados, libros a la izquierda, guía del curso a la derecha... y que no falten café y agua para el mal trago. Lo único bueno que tiene el mal tiempo holandés es que ayuda a trabajar... o no.
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