martes, 6 de diciembre de 2011

Fiesta final del ESN


Aunque nos maten a trabajos, siempre se agradece salir con los compañeros a bailar un poco, beber algo de cerveza y dejar los estudios en casa. Este lunes ha sido la fiesta final de la asociación ESN (Red de Estudiantes Erasmus) y hemos acudido, no sin contratiempos.

Por la mañana, tras un fin de semana de intenso trabajo, tenía que entregar las carillas impresas de mis respuestas a un examen de llevar a casa. Suena a pitorreo, pero precisamente son los más temibles, porque sus respuestas son más difíciles de hallar. En este caso, tenía que leerme varias sentencias de la Corte Europea de Derechos humanos por cada pregunta... y esas sentencias no tiene dos carillas precisamente. 

Superado el bache, fuimos por la tarde a ver el centro, pero no había navideño tal y como le habían dicho a Anna y Antonio. Con el chasco, nos volvimos a casa y yo me eché una plácida siesta, con la mala suerte de despertarme a las 22:30 mientras que todos habían quedado una hora antes... pero cuando ya estaba resignado llamaron a la puerta y Marina y Arminda me dijeron que me esperaban si me vestía rápido. En 10 minutos listo y saliendo, aunque lo de ir ya tarde era solo el principio. Primero esperamos unos minutos más a Íñigo, que se había metido en la ducha, y nos faltaban bicis, así que fuimos compartiendo. Sin embargo, cuando llevábamos medio kilómetro Íñigo se dio cuenta de que había dejado su ticket en casa y volvió con Elvira a cogerlo. Él iría en taxi a la fiesta, así que, como Liher y Lilia habían ido por delante, Arminda, Marina y yo nos pusimos de nuevo en camino. 

Todo iba bien, sin mayor incidente que llegar algo tarde, hasta que la pobre Arminda se pegó un choque de aúpa contra un coche. La bici le falló y terminó en el suelo tras el golpe frontal. Menos mal que el coche estaba aparcado, aunque el susto fue considerable y ha estado un par de días amoratada. La bici quedó un poco para el arrastre, pues la rueda delantera se metió debajo del cuadro y tuvimos que medio sacarla de ahí a patada para que, al menos, andara. Tras recuperarse unos instantes, llaman a Marina y resulta que ella tiene los tickets de Liher y Lilia, así que nos están esperando en la puerta. Yo cogí la bici de Arminda, ella la de Marina y Marina la mía. Llegamos en cuanto pudimos al local y aaparcamos las bicis. 

Una vez dentro, resulta que había que pagar con fichas que se compraban en la barra... vuelta a la puerta con el frío de la entrada. Jugué un futbolín con los italianos, de un lado Anna y yo y del otro Matteo y Fede. Ganamos los primeros, pero yo perdí mi cerveza en manos de algún desaprensivo ladronzuelo que me pilló desprevenido. El resto de la noche transcurrió más tranquila, apacible y sin percances, aunque nos metidos en un salón del local a descansar (estaba abierto y tenía sofás) y cuando nos queremos dar cuenta estábamos rodeados de tres parejas dándose el lote. Una de ellas era especialmente apasionada y se llevó miradas.... fotos y vídeos. De hecho, unos minutos quince-veinte minutos más tarde un valiente se aproximó al sofá contiguo, posó y se echó la foto con ellos al lado. La chica se percató y salió del salón a paso ligero y cabeza agachada mientras recibían aplausos de unas veinte personas, entre ellas un vigilante de seguridad.

A la hora de irnos, la cola y los empujones para coger los chaquetones estuvieron a la orden del día. Escuché a un chico delante mía proferir insultos en italiano y le respondí en la misma lengua. Él me respondió preguntando cada palabra y me sentí algo tonto, pues eran tan sencillas como "polizia". A los minutos, cuando después del inglés cambiamos al español se delató en seguida. Era colombiano y sabía un pelín de italiano, por eso dubitaba, pensando que yo era italianoparlante. Si a mí me costó averiguar de dónde era hasta que habló español, a él ni incluso con eso, aunque le revelé mi origen andaluz. 

De vuelta a casa íbamos unas veinte personas en bici, que poco a poco nos fuimos separando. Yo iba a la cabeza con Lorenzo y nos encontramos con una compañera suya de Portugal, con la que terminé hablando. Cuando nos fuimos a dar cuenta porque íbamos a coger caminos separados y paramos un segundo, ni rastro de los demás. Marta llegaba en seguida y nos decía que había tres o cuatro grupos esperándose unos a los otros... mejor ir a casa ya. En definitiva, una de esas noches para el recuerdo. 

Fotos:
Desde la izquierda, Federico (it), Lorenzo (it), Stratos (gr) y yo.
Al frente y desde la izquierda: Sophie (fr), Lilia (it), Liher (es), Marina (es) una amiga de Marina (gr) y ésta última. Al fondo: Federico (it) y Matteo (it).
Foto en medio de la pista de baile. Desde la izquierda: marina (gr), Liher (es), Krzysiek (pl), Marina (es), yo, Lorenzo (it), Sophie (fr) y Arminda (it).
Las chicas. Desde la izquierda: Liher (es), Lilia (it), Marina (gr), Clara (es), Marina (es), Sophie (fr), Marta (es), Arminda (it), Berta (es), Elvira (es) y una chica que desconozco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...