lunes, 10 de octubre de 2011

Sopita de gato para cenar


Como ya había dicho anteriormente... suelo cenar sopa. Al principio, era poco más que agua con cuatro mijillas que traía el sobre junto a las especias que coloreaban el conjunto. Ahora, gracias a la investigación en el supermercado tras la cual descubrí unos fideos finos, mis cenas se parecen algo más a sopas de verdad.

De hecho, dispongo de una pequeña colección de sobres preparados para hacer sopa, que suplen bastante bien las pastillitas concentradas de jamón que usaba en Huelva. No se molesten en preguntar, porque ni yo mismo sé de qué es cada una hasta que la pruebo. Eso sí, gracias al traductor de San Gogole acabo de averiguar qué voy a meterme en el cuerpo por las noches. De hecho, una vez fuera la incertidumbre tengo que ordenarlas por ingredientes. Por orden desde la izquierda y en la foto, son de ternera, espárragos, pollo chino, champiñón y jamón, cebolla francesa y pollo. Me faltan por probar las de espárragos y la de pollo chino... aunque de momento la de ternera es mi favorita. En el supermercado creo que sólo he dejado la de tomate.

Aquí os dejo una prueba de cómo quedó la sopa de champiñones y jamón de ayer, si bien he de decir que es la que menos me gusta hasta ahora. No termina de hacerse y a veces le quedan como grumos del preparado que no me gustan. O eso, o son pequeños pedazos como de tocino... no sabría decir pero no me gustan y punto.

 Con la de cebolla francesa tuve la curiosidad de buscar lo que significaba y al verlo pensé: "Leches, pues ahora que lo dices... ¡sabe a cebolla!" Estas cosas sólo pasan en Holanda...

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