Tradiciones, tradiciones son, aunque estés a miles de kilómetros. En mi vida, y gracias a mi gran amigo Dima, un chupito -así se empieza- de vodka cada cierto tiempo es una tradición a la que no se puede renunciar, aunque tenga a mis amigos tan lejos como ellos la sabana africana.
Tenía pendiente desde hace algún tiempo echarme una foto tomando uno de esos chupitos de vodka Smirnoff que pido. Suele ser una de mis preferencias, porque durante un tiempo me traslada al sur de España con toda mi gente, con lo que sigo el ritual completo: un segundo en el aire en brindis ceremonioso al club del vodka (Dima, José, Fender, Vázquez), un segundo en la barra y a continuación un pequeño recorrido por ella que termina cuando lo levanto y lo bebo (esto último por Elena).
Pues bien, ya me eché la foto y ahí va ese brindis desde Holanda para todos mis amigos de allí, que mientras a mí me matan a libros por leer siguen disfrutando del tiempo (atmosférico y libre) de la Universidad de Huelva.
QUE BUENO! YA NOS TOMAREMOS ESOS CHUPITOS, COMO ES DEVIDO; CON SU LIMONCITO Y CANAPES :P
ResponderEliminarAquí por desgracia el limón solo va con el tequila, así que se echa de menos... ¡y qué decir de los canapés!
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