El pasado sábado, tras el tour por Bélgica visitando Eben-Emael, quise sacar tiempo para ir a ver el partido de Inglaterra-España. Fui con Feng al Highlander y nos pedimos la cerveza en oferta del día, una Maes. El partido empezó, con comentarios en árabe y superioridad española, aunque no la suficiente como para adelantar el marcador. Desde mi taburete en Maastricht decidí sacar la artillería pesada y desenfundé mi bandera española, para ponérmela a la espalda. Ya había ganado un mundial y no iba a perder un amistoso.
El camarero me reconoció, pues había anunciado dos horas antes que iba a llevar la bandera, y me invitó a una cerveza de medio litro de parte del dueño -al llegar a casa vi que el dueño había en efecto escrito que me invitasen a una cerveza-. En la foto estamos Sebastian, sudafricano, y yo. Se ven también la cerveza a la que me invitaron y la bandera. Por supuesto, llevaba además puesta la camisa roja. Desgraciadamente España perdió, pero me lo pasé bastante bien esa noche.
Te ha salido buena la camisa roja esa la llevas a todos lados y a todos los lugares como Lenin.
ResponderEliminarJaja es broma compi, espero que te vaya estupendo por allí! Un fuerte abrazo
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