Mi estantería cada vez está más llena... y no de libros. Antes de guardarlos en la maleta, tenía ahí todos los regalos preparados y expuestos como un pequeño museo holandés. Tras ello, ha ido cambiando y así ha quedado hoy.
Arriba del todo se ven dos banderitas de Holanda a tamaño en miniatura, para mi futuro coche oficial -pequeña broma que sólo mi novia entenderá-. Un poco más abajo, la bandera de España de mi hermano y la camiseta blanca que tiene en el pecho "Italia" que me han regalado Anna y Antonio.
Por último pero no menos importante, está la bandera de Holanda firmada ya por aquellos que ya se fueron o se van a ir, pero desde luego me quedan muchas que iré añadiendo en enero antes de despedirme definitivamente de Mastrique.
En estos pocos símbolos -me falta algo andaluz y algo lepero, leches- resumo un poco, la verdad, mi estancia aquí hasta ahora. Vivo en Holanda con España en el corazón y con el grupo que tenido más afinidad ha sido el de italianos, con quienes he pasado horas y cenas hablando en español, inglés e italiano.
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