martes, 20 de diciembre de 2011

Contra el frío, abrigo

Hay fotos que si no se echan... uno se arrepiente. Ésta es una de esas fotos tontas que se recuerdan con más cariño que cien fotos a paisajes y edificios. Su historia es bastante curiosa graciosa -he dicho graciosa, Viir, que conste-. 

Estaba yo haciendo nada en Internet trabajando arduamente en mis estudios cuando Matteo me habló por Facebook para pedirme la bicicleta, pues él había vendido ya la suya. Tengo copia de las llaves en un llavero aparte, así que no me suponía molestia ninguna dejarle la bici mientras la tuviera a la mañana en el garaje. 

Matteo llegó a los minutos y me acerqué a la puerta a darle las llaves y saludarlo. Él no estaba seguro de qué bicicleta era la mía pese a las indicaciones... pero yo estaba en batín. "Well, I will bring my coat"*, le dije, pero me respondió que aún así el fango iba a ensuciarme las zapatillas. La solución fue ponerme las deportivas y, mientras lo hacía, le comentaba "So che non é una soluzione ortodossa, ma..."**. El resultado fue que quedé como aparezco en la foto, aunque no me la eché en ese momento. Salí a la calle viendo que nadie nos veía y me encaminé al garaje mientras él me decía que nadie iba a verme, que no me preocupara de ir tan gracioso. Fue entonces cuando, pasando por delante de la casa de Marina y Berta, se abrió la puerta de repente y salió la primera a saludarnos. Maldije mi suerte, pero sorpresivamente Marina no se percató de mi vestimenta. Bajábamos cuando, riendo, afirmé que estaba perfecto para una foto. Una vez Matteo se iba, al despedirse me confirmó que desde luego la combinación merecía foto. Así pues, cuando llegué a la habitación cogí en seguida la cámara de fotos y he aquí el resultado con orueba gráfica.

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