¡Por fin tengo bicicleta! La podéis ver a la derecha, me ha costado 80€ con candado incluido. Es de segunda mano, obviamente, y eso que en España por ese precio podría haber conseguido una mountain bike de aluminio o con amortiguación, con más de 15 marchas... bueno, mejor paro o me deprimo. Va a ser mi compañera estos meses así que mejor no la desprecio mucho no vaya a ser que me deje tirado. Tiene un sillín muy mono del Casino y tres velocidades que en la práctica son dos. Eso sí, a ver si pillo aceite porque me da miedo usar los frenos no porque funcionen mal, sino porque chirrían que duelen los oídos.
Por fin he entregado en el despacho correspondiente los papeles de mi llegada a Maastricht, tras lo cual me acerqué a Jules & You, una especie de club de servicio integral a los universitarios, a preguntar por una bici. No obstante, no les quedaba ninguna, así que me mandaron a buscar tiendas de bici por la ciudad. Entré en una que encontré de casualidad y pregunté por una entre 60 y 70 euros... a lo que me respondieron que la más barata era de 120€. Decepcionado por saber que era lo que me esperaba en todas las tiendas -ya estuve consultando precios por internet- salí de nuevo a la calle y entonces un chico me llamó y me ofreció una de las suyas por 80€, con el candado incluido. Le pedi probarla e iba bien, con las únicas pegas de lo que comenté más arriba. No obstante, la dirección y la cadena van bien, que es lo que me importa básicamente. Eso, y que las ruedas estuviesen bien alienadas. Cerré el trato y volví a casita montado en mi flamante de 500 cc corriendo a toda leche, de suerte que tuve que aminorar porque se me quedaban mirando. Acostumbrado a la mountain bike, conducir ésta se me hace como ir en una Harley Davidson y claro... una Harley sin velocidad no es nada.
Al mediodía fui de compras en dos veces. Es decir, la primera fui a investigar si me aceptaban VISA para pagar, pero antes de tener que hacerlo vi un cajero de un banco local, por lo que fui a probar suerte con las comisiones que había. No me informaron de ninguna de ellas y me dio el dinero directamente... así que a esperar, pero una vez en casa la retención que me aparece es sólo del dinero que saqué. Mejor así, quizás me lo carguen en unos días en todo caso. Después de eso fui a comprar -no pudo faltar cerveza y queso, ambos de Holanda- y ya a la tarde me dio por dar un paseo. ¿A dónde? A Bélgica. Está a medio kilómetro, así que sólo tenía que pedalear un poco. Aunque lo intenté por el norte, finalmente tuve que coger la Via Regia y llegar a la primera localidad, en el municipio de Landaken, provincia de Limburgo. Sí, he cambiado de país pero no de provincia, curioso. Le eché una foto al canal de Alberto, que bien podría ser un río si estuviera en España. De hecho, ya quisiera el Piedras.
Estaba todo rodeado de árboles que alegraba la vista verlo, flanqueado por dos senderos para pasear andando o en bici. Quizás un día me anime... la bici va a hacer kilómetros, que se vaya preparando. Vi un cartel fronterizo pero al aparecer provincia de Limburgo me dio la impresión de estar aún en Holanda, cuando en realidad ya había pasado a Bélgica. No pasa nada, otro día subiré la prueba gráfica de mi estancia de 5 minutos en el extranjero -suena gracioso decir el extranjero para referirme a otro país cuando técnicamente ya lo estoy...-. En fin, que me dispuse a volver por la Via Regia por un caminin caminucho -sin bichos, pero con unos patos muy graciosos en un estanque- y me gustó tanto el paseo que todavía cuando llegué a la residencia quise dar otro paseito por este "pequeño parque" que tengo a las espaldas del edificio donde me alojo. Vivir aquí es una gozada para la vista con tanta vegetación en las avenidas, con tanto parque y además con esas hojas de otoño cayendo...
Ved si le habré cogido gusto a la bici que me comentó mi compañera María que iba a ir a BrusselsePort -un centro comercial cercano- y me dispuse a acompañarla en bici -total, en casa tampoco estaba haciendo nada, así que a pasear-.
Mañana toca curso de inglés, a ver qué tal la primera clase. Y ahora mismo tengo una sopita de champiñones holandeses en la cazuela, sin querer mezclarse con el agua los jodíos. Se van a enterar de con quién están tratando...
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